Texto sugerido pelo professor José Domingues
-¿En qué barrio o zona urbana se desarrollan las iniciativas de okupación? ¿Se trata de zonas con “expectativas” urbanísticas o amenazadas por la “gentrificación”?
-Maga (Casal Popular de Castelló): El Casal Popular se ubica en la Guinea, un barrio de clase baja con fuerte presencia de personas de etnia gitana y otras como la magrebí; también hay una parte de la población con una ideología, digamos, bastante fascista. Durante el franquismo se hicieron viviendas protegidas para las fuerzas policiales, pero con el tiempo, mientras ganaban poder adquisitivo, las familias fueron desplazándose al centro de la ciudad; dejaron entonces vacías las casas protegidas, que en algunos casos fueron ocupadas por personas de etnia gitana. Se ha producido con el tiempo una especie de mezcla, hay personas de etnia gitana que simpatizan con la ideología fascista. Además, la Guinea es el barrio con el metro cuadrado de suelo más barato del estado español. Se trata de una barriada con muchas necesidades y altas tasas de abandono escolar. Puede verse a críos que, en lugar de ir a clase, se dirigen a la plaza o al parque para consumir drogas.
-Dani (La Casa Invisible de Málaga): La Casa Invisible se halla en el centro histórico de Málaga, en el interior de la antigua muralla nazarí de la ciudad. La okupación se produce en marzo de 2007, época en la que el Ayuntamiento del PP está dándole un lavado de cara al centro histórico y se desarrolla todo un proceso de “gentifricación”, a favor del turismo, la industria museística y los yates. El alcalde desde el año 2000 es Francisco de la Torre, del PP, un dirigente muy personalista. Cuando realizamos la okupación, no había en Málaga ningún espacio social o cultural que se saliera de aquello que pudiera tener interés para el PP. Su política en materia de Patrimonio ha destrozado el centro histórico; si te paseas por la zona, puedes observar cómo los edificios están derruidos o llenos de andamios, aunque han intentado que permanezcan las fachadas por el interés turístico.
En el entorno inmediato de La Casa Invisible, o no hay vecinos, o si los hay son unos pocos, aislados; también podemos encontrar algunos pequeños negocios o personas que alquilan la vivienda a los turistas extranjeros durante un tiempo. Es decir, no hay una vecindad, pero sí la hubo: es lo que tiene la “gentrificación”. La Casa Invisible se halla en un espacio urbano que hasta no hace tanto se consideraba bastante “apestado” y casi apartado de la parte “bonita” del centro histórico; era una zona donde radicaba la prostitución y los sectores más marginados de la ciudad. Pero es también un distrito en el que está muy interesado el PP; de hecho, uno de los baluartes de su modelo es el complejo Thyssen: lo tenemos al lado.
Joan (La Figa Tendra de Godella): Nuestro proyecto se desarrolla en una zona sin urbanizar, en el entorno rural de Godella, un municipio de 13.000 habitantes en la provincia de Valencia. El “boom” inmobiliario y la expansión de la capital hizo que pueblos de la comarca de l’Horta Nord, como precisamente Godella, crecieran brutalmente. Todo esto ha ocurrido durante los últimos 50 años. La zona donde estamos se ha quedado aislada entre el distrito y área residencial de Campo Olivar, de viviendas bastante adineradas; otra zona residencial del mismo cariz, Santa Bárbara; y el municipio de Rocafort. Así, entre dos pueblos, tratamos de rehabilitar unas “casetas” rurales que llevaban 50 años abandonadas. Una contenía la bomba de extracción de un pozo, y la segunda debió de ser la que utilizaban los agricultores para el trabajo y alojamiento.
A partir de 2008 el sector de la construcción en el pueblo se paralizó. Hay calles “fantasma” que no se han ejecutado. En cuanto a al terreno donde desarrollamos el proyecto, tiene la clasificación de “rural protegido” y es propiedad de una empresa constructora de Godella; esta empresa abandonó los terrenos para que una posterior reclasificación fuera más sencilla. Cuando llegamos, permanecimos un tiempo sin que nadie nos dijera nada, hasta que un vecino nos puso una denuncia. A partir de entonces, la constructora se pasó por allí y nos amenazó un par de veces con tirar las casas. Hubo también un juicio a una persona, que resultó absuelta. La jueza quiso saber si en la casa vivía alguien, le dijimos que no y la policía se pasó en unas cuantas ocasiones para cerciorarlo. Impedimos que tapiaran la casa. La constructora nunca quiso negociar, hasta que empezamos con las movilizaciones, a presionar y poner algún cartel en el pueblo. Esto parece que les afectó.
-¿Cómo echaron a andar los proyectos de centro social okupado y autogestionado?
-M (CPC): Al igual que hace diez años, el proyecto se continúa llamando Casal Popular de Castelló, aunque entonces no se trataba como ahora de un centro okupado. En julio de 2016 entramos a okupar. La idea se fraguó en los meses previos de mayo y junio. El casal popular es un antiguo taller y una casa adjunta que permanecen en desuso desde hace décadas; están en manos del Banco de Sabadell, en concreto de su inmobiliaria Solvia. Se da la circunstancia que la última inquilina fue una señora mayor, desahuciada por el banco.
-D (CIM): Tras varias experiencias de centros sociales y culturales en Málaga, se decidió la okupación de este palacete burgués y patio de 2.000 metros cuadrados, terminado en el siglo XIX, y en el que pretenden ofrecerse unos contenidos –la cultura libre, los feminismos o el derecho a la migración- que el Ayuntamiento no está dispuesto a aportar. Diferentes colectivos okupan, resisten y van gestando el proyecto, hasta que el Ayuntamiento promueve el primer intento de desalojo, en 2009, a lo que siguió una manifestación bastante multitudinaria, de manera que tuvieron que sentarse a negociar con la asamblea. Nos dijeron que si en un año llenamos el edificio de contenido cultural, y eso es demostrable, discutiríamos la cesión del uso del edificio. Pero presentamos el informe de actividades y las autoridades municipales hicieron oídos sordos. Continuamos con nuestras iniciativas y creciendo. En diciembre de 2014, el Ayuntamiento promovió el desalojo. En la calle hubo entonces una movilización de 6.000 personas en apoyo a La Casa Invisible. Y se realizó una campaña de micromecenazgo, que recaudó 20.000 euros en dos semanas, para rehabilitar la parte del patio que, decían, tiene problemas de seguridad. En el consistorio accedieron a negociar, y en esa fase estamos. Nos continúan poniendo trabas por la seguridad, pero las razones de fondo son políticas.
-J (LFT): La rehabilitación de esta zona abandonada no empieza un día determinado. Ha sido un continuo ir y pasar la tarde, el rato, quedar los amigos… Las casas se hallaban en un estado ruidoso, malolientes y llenas de escombros. Pero al final abrimos la “caseta” pequeña y a los siete meses colocamos la puerta, con un cartel. Como se trata de una zona transitada por vecinos, les invitamos a que participaran en el proyecto. Un par de grupos de amigos se sumaron al núcleo inicial, y así empezó a caminar el proyecto La Figa Tendra. La actividad mayoritaria, y por la que más nos dimos a conocer en Godella, fue la Jam Session de los viernes por la noche. Consiste en poner a disposición de la gente instrumentos como guitarras, bajos, percusión y micrófonos para que se sientan libres y se expresen. Hemos programado otras actividades como malabares, cine que intentamos tenga contenido político o circo, entre otras.
-¿Con qué actividades se dinamiza y da vida al centro social? ¿Qué se ofrece a los vecinos y movimientos sociales?
-M (CPC): Estamos haciendo campañas de recogida de material para entregarlo en el mismo barrio. Empezamos con material escolar en verano, iniciativa que terminó en una fiesta para los niños y niñas, una comida popular y conciertos. Entregamos todo lo recogido a la escuela pública del barrio durante la primera semana de septiembre, cuando empezaron las clases. Actualmente estamos recogiendo ropa de invierno, sobre todo abrigos y mantas, para dárselas a la gente que duerme en la calle. Ciertamente cuanto más pobre es la gente, más fácil es “colar” el discurso fascista, de ahí nuestra idea de dirigirnos a todas estas personas. ¿Solidaridad de clase o caridad cristiana? Esto es algo que debatimos.
-D (CIM): Organizamos talleres permanentes de tango, idiomas, español para migrantes, flamenco, autodefensa feminista, teatro, clown, ajedrez y lenguaje de signos; pero también otros no permanentes que se planifican a plazo más largo; por ejemplo, un curso de post-colonialismo o de cuidados. Cuando los talleres son de pago, lo son a precios populares y una parte del dinero obtenido revierte en la casa.
-J (LFT): En La Figa Tendra hay clases de ajedrez, conciertos, un taller de luz negra, que hemos llevado a otras okupas y al Casal Jove del pueblo. Además, cuando empezamos con los campos, estaban totalmente secos. El verano pasado nos tocó ir desde el pueblo con garrafas… Un vecino nos dijo cómo hacer un “empalme” en una tubería de riego que él tenía, para que llegara el agua. Pusimos, así, dos depósitos, un sistema de llenado y otro de mangueras. Ahora estamos en el apogeo del huerto. Cultivamos según la temporada: lechugas, acelgas y zanahorias, cebollas y recientemente patatas.
-¿Qué principios ideológicos recorren cada una de los centros sociales autogestionados? ¿Por qué decidisteis emprender la okupación?
-M (CPC): El Casal Popular de Castelló es un centro social autogestionado y asambleario, donde convivimos personas y colectivos de diferentes ideologías: independentistas, comunistas, anarquistas, feministas… Lo que hicimos como forma de canalizar la diversidad es concretar una serie de líneas básicas. Por ejemplo, que la lengua vehicular sea el catalán o que la comida que se cocine sea vegetariana (y desde el mes pasado, vegana); se limita asimismo la participación de los partidos políticos y los sindicatos, aunque se trata de un debate que tenemos de forma permanente. El Casal Popular es también un centro social feminista. Una de las razones por las que decidimos okupar es que Castelló y la comarca de La Plana se caracterizan por una industria azulejera y del ladrillo muy fuerte. De hecho, la economía local se basaba en gran medida en la construcción y la especulación inmobiliaria, aunque con la crisis todo esto se paralizó. Hoy muchas de estas viviendas y edificios son de los bancos. La okupación es una forma de protestar por este tipo de economía.
-D (CIM): En La Casa Invisible conviven ideologías diversas, y también tenemos claro que no caben determinadas actitudes, como el machismo, el racismo o la homofobia. Tampoco el clasismo, que se da más de los que parece en los centros sociales. Últimamente tenemos más cuidado, pero son realidades que están ahí. Puede pasar, por ejemplo, en los proyectos de emprendimiento cooperativo o cuando gente de una determinada clase social viene a un espacio con sus códigos y maneras de relacionarse; puede que otros se sientan con la potestad de marginarlos. En cuando a las líneas ideológicas principales, destacaría el feminismo, las reivindicaciones de los migrantes, el cooperativismo, el derecho a la ciudad y la cultura libre. ¿La okupación? La ciudad está pensada como una gran fábrica en beneficio del gran capital. Por tanto, hacen falta espacios donde se priorice la vida de la gente. También nos cuestionamos algunas veces si no actuamos los mismos activistas como agentes “gentrificadores” en el barrio.
-J (LFT): Aquí no se tolera ninguna actitud que vaya contra el espacio o contra las personas. Aquí todo el mundo es igual, y por eso estamos contra el machismo, el capitalismo y la especulación. Hay que tener en cuenta que estamos en unos terrenos “a la expectativa”… Queremos que éste sea un espacio para los jóvenes y para la gente; al okupar ya planteamos que el terreno tendría que ser de todos. Hemos nacido en un mundo donde todo está repartido, y en el que, como ocurre en nuestro caso, hay una persona en su casa con un “papelito” que le da el derecho de propiedad y que espera que pase el tiempo para hacer un proyecto X en unas tierras. Hay que darle un uso real a las cosas. En su día estos terrenos fueron naturaleza, después se arrasaron para la conversión en campos de cultivo y ahora se abandonan, con el fin de que se deterioren y a la larga se pueda construir. Pero nosotros queremos contar con espacios para el pueblo.
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